viernes, 9 de noviembre de 2007

El cuento del gabardinoso, entrega 1

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Iniciamos aquí el cuento del gabardinoso y su perseguidor, Juan el gomoso, que irá apareciendo periódicamente en esta página hasta su conclusión. (Por si alguien no se ha dado cuenta, es de risa).


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Juan el gomoso estaba aquella tarde en las duchas de caballeros de la Real Sociedad de Tenis, duchándose, cuando una caterva de chiquillos, y no tan chiquillos, pasó corriendo y gritando por el pasillo en dirección al gimnasio y las taquillas; naturalmente, iban todos desnudos. Juan el gomoso, que no era partidario de los ruidos, ni de las multitudes, los contempló con cierto desasosiego.
–¡Hay que ver, qué promiscuidad...! ¡Parece mentira! –y los siguió atenta y severamente con la mirada hasta que se perdieron en el próximo recodo.
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