martes, 13 de noviembre de 2007

El cuento del gabardinoso, entrega 2

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Juan el gomoso, que era muy ahorrativo, iba a ducharse a las duchas de la Real Sociedad de Tenis, y luego, obedeciendo a un doble impulso, se instalaba en la barra del bar. Siempre cabía la posibilidad de encontrar a algún conocido con el que pegar la hebra, pero es que, además, resultaba que aquel era uno de los establecimientos hosteleros de la zona con precios más ajustados y convenientes. ¡Claro, como que era un club privado! No es que Juan, alias el gomoso, apodo que su aspecto justificaba de sobra, fuera pobre, pero el ahorro es el ahorro, que se suele decir. El ahorro y la frugalidad son algunas de las virtudes capitales, y quien quiera entender, que entienda.
–¡Un whisky!
–Sí, señor.

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(continuará)

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