sábado, 15 de diciembre de 2007

El cuento del gabardinoso, entrega 10

Aquella noche, aprovechando que su hija, sentada a su lado en el sofá, dedicaba sus ocios a contemplar abúlicamente la televisión en vez de aporrear la dichosa maquinita, Juan el gomoso dejó caer una pregunta.
–Pues no sé... Era como un señor alto...
–¿Alto?
–Sí, y moreno...
–¿Cómo de alto?
–Pues no sé... Como tú.
La niña no apartaba la mirada de la pantalla.
–Oye, ¿quieres hacerme caso? Te lo estoy preguntando en serio.
Irene tenía trece años y hablaba igual que su padre.
–Pero bueno, ¿qué es lo que quieres...? ¿Que te trace un retrato?
–Sí, hija, sí; eso es lo que quiero.
La niña le miró.
–Bueno, pues yo qué sé... ¡Es uno viejo con un abrigo...! Y cuando nosotras pasamos a su lado se abre el abrigo... ¡Y lleva eso de plástico! ¡Y calcetines!, y como gomas...
–¿Eso...? ¿Qué es eso?
–¡Pues eso...! ¿Eres tonto?
Hubo una pausa.
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(continuará)

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