miércoles, 19 de diciembre de 2007

El cuento del gabardinoso, entrega 11


–Pero tú..., ¿le has visto?
–¡Anda, pues claro! ¡Y todas...!
–¿Y no se os ha ocurrido llamar a la policía?
–¿A nosotras...?
–Sí, hija, a vosotras. ¿Para eso lleváis tanto teléfono?
La niña le miró atravesadamente, aunque al fin recapacitó.
–Bueno, sí; es una opción.
Aquella noche, una noche más, aunque fuera sábado, tras apagar las luces y la televisión, la pareja se fue a la cama con toda la apatía que uno sea capaz de imaginar, leyeron un rato y luego se quedaron dormidos boca arriba..., porque el hecho era que a Juan el gomoso su mujer no le hacía mucho caso, o quizá era él quien no se lo hacía a ella. ¿Cómo era aquel asunto...? Bueno, cómo era aquel asunto no se sabe, pero estaba claro que la pareja no se entendía del todo, por decirlo así.
–¡La rutina, amigo Pascual, la rutina! ¡Siempre la rutina! Y la economía doméstica...

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(continuará)

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