Ya he dicho muchas veces que leer
novelas, narraciones, ya sean antiguas (históricas) o de actualidad, es lo
mismo que ver una película. Y al que no vea imágenes dentro de la cabeza
leyendo un texto, le falta un tornillo, por decirlo así.
Además, los libros en el lector eléctrico
son muy cómodos y manejables: no estorban, no abultan, no cogen polvo; los
puedes leer en cualquier parte, en la cama, en una butaca, en la terraza, en el
jardín, en un parque, en un autobús o el metro (y así te distraes)…, y mientras
lo haces por tu cabeza circulan las mil y mil aventuras de…
Se pueden sugerir unos cuantos: en la
Edad Media: la vida y milagros de el calatravo, aunque se
llama Dios conmigo. En el siglo XVII: el viaje que sus múltiples
ambiciones llevó a realizar al morisco llamado Juan Rui de Velasco, y durante
el que recorrió la península ibérica de sur a norte. En múltiples épocas y
escenarios: la saga de esta extensa familia a la que caracteriza sus ojos azules.
De la época presente: un viaje que no
hace nadie… o la
odisea de una niña de las que ya quedan pocas.
Y para los que no les gustan las
aventuras, la narrativa, y lo que quieren es aprender algo nuevo, también hay
otros: uno de fotografía,
otro de cocina y uno más sobre la peliaguda tarea de
escribir con tino, que no es parca tarea.
Podría seguir, pero lo dejo AQUÍ.
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Los grandes aficionados a la cocina
pueden mirar en ESTE SITIO.
Y los amantes de las fotos pueden hacerlo
AQUÍ
(en donde hay paisajes que casi nadie ha visto).
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