domingo, 6 de enero de 2008

El cuento del gabardinoso, entrega 15

Juan el gomoso, observado con sorpresa por las escasísimas personas con que se cruzó, anduvo veinte minutos por las desiertas calles y volvió al coche. Fue un corto paseo, sí, e infructuoso, pero tampoco esperaba tener éxito en sus gestiones la primera vez, y cuando volvió de su aburrida incursión se encontró a sus compañeros apoyados en el coche, hablando gesticulantes y fumando.
–¿Sabes lo que ha pasado?
–Qué.
Nando estaba sumamente excitado.
–Que ha venido la poli y han registrado el coche. ¡Nos han hecho salir y han mirado por todas partes!
–Oye, ¿no habréis dicho nada...?
–¿Tú estás loco? Además, ni nos han preguntado qué hacíamos aquí...
El amigo Fernando, Nando, que era médico, y un médico importante, un médico de prosapia, de abolengo, como si dijéramos, un médico muy establecido, en la vida se había visto en otra, y menos con la policía.
–Y también nos han pedido los carnets...
–Bueno, pero como vamos bien vestidos no nos han dicho nada.
Luego se subieron en el coche y arrancaron.
–Venga, vámonos de aquí cuanto antes.
–Oye, ¿nos tomamos unos whiskys?
–Sí, hombre... Yo vestido así... ¡Espera que me quite este...!
–Bueno, que más da... Manolo se reiría bastante. Qué, ¿vamos al Central?
... pero no fueron, claro, sino que volvieron a casa, cada uno a la suya.
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(continuará)

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