viernes, 7 de diciembre de 2007

El cuento del gabardinoso, entrega 8

Juan el gomoso hizo un primer intento de colocarse aquella prenda introduciéndola por la cabeza, pero no dio resultado. Su mujer le miró con sorpresa.
–Pero..., ¿se puede saber qué estás haciendo?
–Nada, tranquila... A ver, ayúdame tú.
–¿Que te ayude yo...? Pero ¿qué es esto...?, ¿te has vuelto loco?
El segundo intento tampoco dio mejor resultado, y cuando doña Irene, a gritos y a punto de perder la paciencia, inquirió de nuevo la razón última de tan sorprendentes manipulaciones, dijo lo siguiente.
–Pues..., en aras de la economía doméstica.
–¿De la economía doméstica...? Oye, ¿sabes que cada día dices cosas más raras?
Juan el gomoso miró a su mujer.
–¿Quieres que me compre uno nuevo...? En realidad sólo lo voy a usar una tarde.
–¿Qué lo vas a usar qué...?
–Bueno, dos tardes.
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(continuará)

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